Tras el exótico nombre de fulvaleno dirutenio se esconde un material sintético descubierto en 1996. Se trata de un hidrocarburo sobre el que investigadores del Instituto de Tecnología de Massachussets, del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore y de la Universidad de Berkeley (California) han venido investigando desde entonces.
Los resultados han sido publicados ahora y, ciertamente, reflejan que este material posee unas propiedades extraordinarias. Una de las más importantes es su capacidad para almacenar el calor de forma permanente y sin consumirse.
Pensemos en el tradicional carbón vegetal, una de las principales fuentes de calor. Su energía se obtiene al quemarlo. Pero en ese momento se consume y, lógicamente, ya no puede volver a utilizarse.
Sin embargo, el fulvaleno experimenta un cambio en su estructura al captar la luz del Sol que lo hace pasar a un estado de alta energía en el que puede permanecer indefinidamente. Cuando se desee obtener calor, basta ‘ordenarle’ que vuelva a su estado original para lo cual se ve obligado a desprenderse del que ha acumulado. Y, por si ello fuera poco, no se consume, puede ser reutilizado cuantas veces se quiera.
Es decir, con este material se podría almacenar el calor del Sol en verano y, al llegar el invierno, revertir la transformación química que ha sufrido obligándole a expulsar ese calor. No hace falta señalar el avance que el fulvaleno supondría para las calefacciones domésticas y otro tipo de aplicaciones como baterías que produjesen electricidad a partir del calor.
No obstante, esta aplicación está aún lejos de producirse ya que el rutenio es muy caro y, sobre todo, porque el proceso de absorción y eliminación de calor es más complejo de lo que parece a simple vista. Según Jeffrey Grossman, uno de los investigadores responsables del estudio, entre ambos pasos existen otros intermedios y es precisamente durante uno de ellos cuando debe influirse sobre el material para que libere su calor.
Un combustible hecho a partir del fulvaleno podría -según estos científicos-, al liberar su calor, alcanzar una temperatura de hasta doscientos grados Celsius. Y, para recargar una batería de este tipo, bastaría con exponerla a la luz solar para iniciar de nuevo todo el proceso.
Una vez que se superen todas las trabas que mencionábamos, se trataría, por tanto, de una interesante fuente de energía, sobre todo, por su relación precio-durabilidad y por su carácter ecológico, ya que no deja de ser energía solar.
Fuente: La Nueva España.
Fotos: Rayos del Sol: Salvador en Arte y Fotografía | Instituto Tecnológico de Massachusetts: Francisco Díez en Flickr.
Manuel Ruiz
Hola, esta noticia ya la había escuchado el 27 de octubre de 2010, en el programa de radio El Explicador con Enrique Ganem, 102.5 fm México D. F., y entonces como ahora digo, ¡¡¡WOW!!!, ojala todas las personas involucradas en la toma de decisiones a nivel Gobierno o Empresas Privadas, se pongan las pilas y empiecen a investigar y desarrollar sobre el tema ya que sería la solución a muchos problemas, uno de ellos y el más importante, que pasara en el 2014, cuando lleguemos al tope del petróleo, de por sí, EEUU se ha estado peleando por cualquier país donde exista dicho hidrocarburo, generando Guerras ante la más mínima excusa, que pasara con todos esos grandes grupos petroleros? Mejor que piensen en alternativas viables, limpias y principalmente económicas.