A veces, cuando vamos a comprar una planta para nuestro jardín, cometemos involuntariamente el error de adquirir una que está enferma y ello puede ser fatal, pues cabe la posibilidad de que contagie al resto de las que ya tenemos en él y lo estropee por completo.
Sin embargo, con sólo fijarnos en algunos detalles, podremos distinguir si nos encontramos ante una planta sana o enferma y evitarnos problemas futuros.

Un hermoso rosal
Así, un indicio muy importante del estado de la planta nos lo brindan sus raíces. En primer lugar, debe estar bien enraizada. Para comprobarlo, podemos dar un suave tirón desde el tallo. Si sale con facilidad, no lo está, se trata de una planta que han colocado en la maceta y quieren venderla rápidamente.
Además, las raíces deben ser abundantes, aunque no excesivas, pues ello indica que debería haberse cambiado la planta a una maceta mayor. También tienen que tener un color claro. Ello indica buena salud, mientras que si están oscurecidas es un indicio de que están pudriendo.
Igualmente, las raíces no deben asomar por debajo del recipiente o por sus agujeros, pues ello significa que llevan mucho tiempo esperando un transplante y, por tanto, su estado no es bueno.
Por otra parte, también las hojas y los tallos son indicativos del estado de la planta. Si éstos tienen insectos, manchas sospechosas o agujeros en las hojas, debemos evitar comprarlas, pues ello indica que pueden tener algún tipo de plaga o enfermedad.
También la época del año nos puede ayudar a la hora de adquirir una planta. Así, en invierno, no es recomendable comprar plantas de interior. En el vivero tienen las condiciones idóneas pero en las casas, con la calefacción, el ambiente seco y menor cantidad de luz, pueden morir con facilidad.
Igualmente, el tipo de planta nos brinda pistas acerca de su estado de salud. Por ejemplo, si se trata de plantas de flor, las más sanas son aquéllas que poseen muchos capullos sin abrir.
O, si nos encontramos ante alguna planta exótica, debemos informarnos bien sobre sus características. Si vivimos en un ambiente frío y ella está acostumbrada a uno cálido, por mucho que hagamos, terminará muriendo.
Como vemos, se trata de unas sencillas pautas que nos ayudarán a la hora de decidirnos por un ejemplar u otro, evitando que compremos una planta enferma que puede dar al traste con todo nuestro trabajo en el jardín.
Fuente: Infojardín.
Foto: Rosal: Salvador en Arte y Fotografía.