Si acaba de funcionar, el sistema podría permitir que unos róbalos o unas lobinas sean liberadas en mar abierto, donde crecerían hasta un tamaño apto para el mercado y entonces se meterían en una jaula submarina para ser cosechados cuando escuchen la señal.
«Suena loco, pero es verdad«, dijo Simon Miner, un investigador en el laboratorio biológico marino en New England, EE.UU., que ha recibido una subvención de 135.000 dólares para el proyecto.
juana
me parece orrible que maten a los animales