Mucho antes de la invención de la bomba atómica, en 1908, se produjo en nuestro planeta una explosión de unos treinta megatones de potencia. Sucedió en la Rusia zarista, más concretamente en las cercanías de la localidad siberiana de Tunguska, una zona prácticamente deshabitada. Ello, dicho sea de paso, supuso una enorme suerte, pues de haberse producido en una zona con mayor densidad de población habría provocado una masacre de incalculables proporciones.
Este hecho inaudito se ha atribuido a un objeto celeste, concretamente a un meteorito o un cometa, aunque ni siquiera hoy la ciencia ha acabado de ponerse de acuerdo. Pero sus consecuencias sí que fueron bien visibles.

Mapa de Siberia, con la zona de la explosión señalada en rojo
Devastó por completo una zona de unos 2150 kilómetros cuadrados, derribó a personas a seiscientos kilómetros de distancia, fue detectado por estaciones sismográficas de países muy alejados y, según testimonios de la época, durante varios días, al caer la noche, en las calles de Londres podía leerse el periódico sin necesidad de luz artificial. Igualmente, el observatorio astrofísico norteamericano del Smithsonian detectó, durante varios meses, una reducción en la transparencia de la atmósfera.
Como es lógico, tan insólito fenómeno ha suscitado multitud de teorías. Pero –dejando al margen ideas ufológicas y similares- pueden resumirse en tres.
La primera y más aceptada lo atribuye a un cometa, que habría estallado al contactar con la atmósfera, vaporizándose. Esa sería la explicación de que no se hallasen rastros. Pero contra esta tesis –defendida ya en los años treinta por el astrónomo Astapovich– se puede argumentar que es muy difícil que un cometa de varios centenares de metros de diámetro no fuera avistado antes del impacto.
La segunda, relacionada con la anterior y propuesta por D’Alessio, Harms y Sirvent, apunta a una explosión similar a la que provocaría una bomba de hidrógeno, pero fortuita. En otras palabras, que un cometa con una excesiva concentración de deuterio podría haber explotado como un artefacto de hidrógeno natural al entrar en la atmósfera.

Estado en que quedó la zona de la explosión
Por último, nos encontramos con la teoría de la antimateria. Se trataría de ésta, que, al chocar con la materia, se desintegra y podría haber provocado la explosión. Pero no se conoce ningún proceso por el que se forme antimateria en el espacio, ya que éste no está completamente vacío: siempre existe una mínima densidad de hidrógeno.
Por tanto, según parece, ninguna de las teorías resulta del todo convincente. El Evento de Tunguska sigue siendo un misterio cien años después.
Fotos: Mapa de Siberia: Amic en Wikipedia | Zona de la explosión: Sir Gawain en Wikipedia
dayana marcela gonsalez tapasco
yo nesecito el mapa con sus dimenciones espasiales maritimas yterritoriales en imagenes si si si si si si